— Pide una segunda opinión —
Me llamo Alicia, a las 36 semanas de embarazo en un control rutinario me detectaron la presión arterial alta, 16/10.
Me mandaron a urgencias y allí me hicieron análisis dónde vieron que tenía “descompensados” el hígado y los riñones. El bebé por suerte estaba bien, aunque más pequeño de lo debido para su edad gestacional, cosa que no detectaron en los controles rutinarios, en los que, por cierto, me atendía siempre un obstetra diferente.
Me indujeron el parto, me pusieron sulfato de magnesio para controlar la tensión y a las 36h di a luz a mi pequeño saco de amor de 1980 g y 43 cm, que estuvo 10 días en neonatos.
Yo no tuve síntomas, salvo un fuerte dolor de cabeza la noche antes, la presión siempre la tuve al límite, pero no le dieron importancia. Por otro lado, revisando el historial, mi hijo estuvo perdiendo percentil mes tras mes, en la última revisión estaba en el 3.
En el hospital me indicaron que me daban el alta sin secuelas, y la realidad es que he quedado hipertensa.
Sinceramente creo que en el hospital debería mejorarse el seguimiento de los embarazos. He ido a varios médicos con el historial y se han sorprendido de que no nos hubiera sucedido algo más grave.
Quiero decir a las madres que, ante cualquier mínima duda, pidan una segunda opinión y que no quiten importancia a ningún síntoma. Y que pidan también ser seguidas siempre por el mismo profesional, creo que es la única forma de que el control sea eficaz.