— No pierdo las esperanzas de volver a intentarlo —
Me llamo Marcela y hace poco entré en este espacio para informarme acerca de esta enfermedad fatal que me tocó vivir.
Ya se acerca la fecha en que mi bebe, un 26 de abril nacía, y tendríamos que estar esperando su primer añito, pero hoy es un angelito que está con Dios y prefiero pensar que él está cuidando muy bien de ella. Pasa el tiempo y siento que el dolor se hace más fuerte y la extraño más.
Tuvimos que verla solo a través de un vidrio durante el mes que vivió, ya que nació un día 26, cumplió un mes y falleció. Gracias a Dios, un día antes su hermanita pudo conocerla. Pensamos que se lo permitían porque quizás se estaba recuperando, pero en realidad no entendimos que en ese momento ella ya se estaba despidiendo. Sus riñones, a causa de su prematuridad (ya que nació a las 28 semanas con solo 600 gramos y era demasiado pequeña para su tiempo), no estaban aún desarrollados por completo, lo que provocó retención de líquidos que le afectó a los pulmones. Así que Guillermina ya no resistió y nos dejó.
Es un dolor y vacío inmenso ya que los tres la anhelamos mucho y nunca esperamos este final por una enfermedad de la que nunca oí hablar antes, pero me tocó vivirla. Tenemos un deseo muy grande de volver a intentarlo, aunque abundan los miedos y al mismo tiempo la fe en Dios que me regaló a mi otra hija, a la que no soportaría abandonarla si me pasara algo; lo mismo que tampoco sé si podría resistir otra pérdida igual.
No pierdo las esperanzas y ojalá los médicos me alienten cuando todo esté bien para volver a intentarlo. Me gustaría saber si alguna de vosotras volvió a intentarlo y cómo fue.