— Seguro que mereció la pena. —
Hola mi nombre es Nadya y esta es la historia de mi embarazo tardío a los 38 años. Me enteré de mi embarazo a las 5 semanas de gestación en octubre de 2018, justo un día antes de acudir a emergencias del hospital del seguro por sangrado. Me dijeron que era normal y me dieron de alta a los 5 días. A la siguiente semana me volvieron a ingresar nuevamente por sangrado, pero esta vez más abundante porque tenía desprendimiento de placenta que comprometía el 40 por ciento del saco gestacional.
Estuve 2 meses ingresada con reposo absoluto hasta que el hematoma desapareció, pero tenía que estar con reposo relativo en casa. Ese fue el consejo en el hospital y me dieron de alta.
Yo, preocupada por cualquier cosa que pudiera pasar, busqué a un ginecólogo particular que me recomendaron, y desde el 5º mes me atendió y también fui a los controles en el seguro y ninguno me dijo nada cuando les decía la hinchazón que tenía en mis pies y manos y del dolor que sentía en mis articulaciones y en la pelvis. Todo está normal me decían… En la eco doppler que me hicieron a las 21 semanas salió todo normal y según ese estudio yo no tenía posibilidades de sufrir preclamsia. Las arterias uterinas estaban bien, mi presión siempre estuvo 120/80 y hasta dijo el ginecólogo particular que tenía muy estable mi presión.
A finales de marzo noté que mi presión iba subiendo poco a poco y sentía presión en el pecho. En mi control, esta vez en el hospital de maternidad y donde encontré a un doctor muy bueno, me controlaron la presión y estaba 136/90. Me mandaron a realizar estudios de sangre, orina y ecografía. El día que me tocaba cita para revisar los estudios me dice que debo ingresar porque mi presión estaba alta, 137/90, y mis estudios no estaban bien. Me recetaron antihipertensivos e inyecciones para la maduración de los pulmones de mi bebita.
Me hospitalizaron, dijeron, que para controlar mi presión y que llegara hasta por lo menos a las 37 semanas. No se pudo porque tres días después de que me ingresaran, el día 16 de abril de madrugada me vino un dolor de cabeza horrible, veía estrellas y me sentía mareada, muy mal. A las 3 de la madrugada tenía la presión 160/100 en el brazo derecho y 180/100 en el brazo izquierdo. Empiezo a vomitar, me ponen suero y magnesio y me hacen estudios nuevamente. El doctor me indica que debe hacerme cesárea de emergencia porque tengo preeclampsia severa y que mi vida corría peligro, que mis estudios salieron muy alarmantes, y que no era ahora solo la bebe sino yo también.
Me realizaron la cesárea y sufrí de atonía uterina. Sangre mucho, por lo cual necesité transfusión de sangre. Mi bebita nació al medio día a las 34/2 semanas con 2.585 de peso y 44 cm de talla. No pude verla hasta el día siguiente. Ella estuvo en neonatos durante 15 días con oxígeno y le dio sepsis e ictericia. Verla con los aparatos, suero y sonda me rompía el corazón y no poder alimentarla ni abrazarla era triste. A los 11 días del nacimiento pude tenerla en mis brazos, algo maravilloso.
Estuve 3 meses con tratamiento para la hipertensión y ahora ya mi bebita tiene 5 meses y estamos muy bien gracias a Dios.