— Ninguna madre debería pasar por esto —
Hola. Mi nombre es Anya, resido en Estados Unidos y tengo 37 Años. Tengo un niño en casa de 8 años nacido con 27 semanas y 720 gramos. Me dio preeclampsia. Aunque siempre deseé tener más hijos el miedo a otro embarazo igual me aterraba, pero me divorcie y mi nuevo esposo no tenía hijos. A los 6 meses quedé embarazada y estábamos tan felices con tantos planes y deseando una nena.
Dios nos escuchó y esperábamos una nena hermosa. Siendo un embarazo de riesgo por mi edad, 36 años y preeclampsia en el embarazo anterior, tenía controles médicos más seguidos y tratamiento para presión arterial.
Todo iba bien hasta que el pasado 14 de octubre, en una cita con mi obstetra, encontraron mi presión arterial muy elevada y me llevaron a urgencias. Una eco demostró que la bebé no se estaba ya alimentando bien. Los análisis de laboratorio estaban muy alterados, mi hígado estaba dañado y mis plaquetas muy bajas.
Me ingresaron y mi condición empezó a empeorar en pocas horas. Las esperanzas eran pocas pero… ¿Qué madre no quiere escuchar esperanzas?. No hubo otro remedio que inducir el parto y estuve 19 horas para poder dar a luz. No podían hacerme cesarea y tratar de salvar a la bebé porque yo podía morir de una hemorragia.
Es lo más duro que he vivido en mi vida. De ello hace solo una semana y este dolor no se quita con nada. Esto no lo deseo a ningún ser humano. El doctor dice que en un año y medio puedo intentarlo otra vez. Pero la edad y mi historial no sé si me acompaña. Otro final así no creo poder soportarlo. Solo le pido a Dios que aparezca una cura o un tratamiento para esto. Ninguna madre debe pasar por el dolor de enterrar a su hijo(a).