— ¿La última oportunidad? —
Tuve mi primer embarazo a los 28 años. Era una buena época cuándo me enteré, pero poco a poco todo en mi vida fue empeorando.
Estaba en último semestre de la universidad, el más costoso y el más difícil. Al mes de enterarnos del embarazo, mi esposo perdió el trabajo y como recién me habían contratado en mi empresa, la vida al interior fue difícil porque pareció que a propósito había quedado embarazada para conseguir tiempo libre y dinero sin hacer nada en la compañía.
Así pensaba mi jefe, quien me hizo imposible la tranquilidad en el ámbito laboral, a parte, era la única que trabajaba y por eso no podía renunciar. Entendí la preeclampsia porque con todos esos detonantes se veía venir, sin embargo, al estar en los preparativos del baby shower de mi bebe tuve un estrés extremo. Quería que fuera en grande, pero no todo podía hacerse en grande. Adicional no contaba con mi esposo, quien pensaba en los gastos y no en disfrutar el momento. Se realizó el evento sin embargo, pese a todas las presiones y mi mal humor ante tantos contras.
Dos días después ya la hinchazón de mis pies era anormal, a mis casi 30 semanas de embarazo y me hizo consultar. Efectivamente iniciaron todos los exámenes y cuatro días después tuve un bebé de 1350 gr. Fueron 21 días en neonatos. Gracias a Dios todo fue bien y cumplió 8 años ya desde aquel entonces.
Nuevamente en el 2021, a mis 35 años, cuando dejé de planificar, dos meses después tuvimos la noticia que nuevamente venía otro niño a alegrar nuestras vidas y hacer crecer nuestra familia.
Esperé tanto tiempo por el temor y las proyecciones que tenía a nivel académico y laboral que ya estaban cumplidas este año. Siete meses de embarazo con muchos cuidados; extremos controles por mi parte; midiendo la tensión desde que me enteré que estaba embarazada, todos los días en diferentes horarios. Siempre todo normal y muy feliz de que todos los exámenes mostraban riesgo bajo de preeclampsia.
Sin embargo, una discusión con mi esposo y mi hijo a mis 31 semanas de embarazo, solo un mal genio y empezó la tensión a verse elevada, 150> 170>. Con el temor de que volviera a pasar y viendo que estaba pasando, me tomé la tensión varias veces en el día y no cambio. Al ir a urgencias empezó lo que no quería: diagnóstico de preeclampsia nuevamente.
En espera de que se estabilizara para que mi bebé esperará o ver si era necesario sacarlo antes de tiempo para salvarnos la vida. Las urgencias terribles. Primero no me atendieron donde quería, me tuvieron que remitir por falta de camas y cuando llegué al nuevo lugar, no eran considerados con la condición y con evitar alterarla más, todo lo contrario, el nivel de estrés siempre fue aumentado por las enfermeras y doctores que parecían detonaban el diagnóstico para que empeorará. Sin embargo, olvidando todo eso, la preeclampsia terminó en un parto de urgencia por cesárea.
Era difícil pero ya había pasado por eso. Decido hacerme la cirugía para no tener más bebés, pensando que ya no quería que volviera a pasar esto y que tengo mis dos retoños ya, que me harán la mamá más feliz del mundo.
Mi triste historia empieza dos días después cuándo mi bebé se deteriora y su salud se ve afectada por una bacteria (criptobacter) que dicen que fue adquirida por el canal del parto, es decir, es transmitida por la madre por el tiempo que empezó la sintomatología en el bebé. 16 días después y luego de mucho sacrificio, ya sin el funcionamiento adecuado de varios de sus órganos, mi bebé falleció, dejándome desconsolada.
Mis ilusiones y todos esos sueños que tenía junto a él se desvanecieron. Me quedé con todas sus cosas y un vacío en mi casa, en mi corazón y en mi estómago. De esto hace menos de un mes y no puedo dejar de pensar lo duro que ha sido. Sabemos que un bebé no reemplaza a otro pero sí quisiera tener otro bebé, ahora costará un tratamiento exhaustivo y bastante dinero, además de pensarlo mucho. Sabe alguien si después de tener una bacteria que mató a mi bebé, es posible que la bacteria mate otro que venga en el futuro? Tengo muchas dudas.
Sus testimonios me han animado, que se puede ser madre luego de una preeclampsia, pero existe el miedo y el vacío aún de que mi bebé, el que sentía era mi última oportunidad y mi más preciado cierre de esta etapa, ya no está y no puedo hacer nada para recuperarlo y tenerlo conmigo de nuevo.