— Cuando menos te lo esperas —
Soy María y tengo dos hijas. El primer embarazo fue con 28 años y fue perfecto.
Con 38 años tuve a mi segunda hija. Por protocolo de edad me dieron Tromalit durante el embarazo. En el tercer trimestre tuve algunos síntomas. Acudí en dos ocasiones a urgencias, una por tensión alta, mareos y luces y otra por dolor abdominal muy intenso; pero la proteinuria siempre dio negativo y no le dieron importancia.
En la semana 40 nació mi hija. Al segundo día postparto, aún en clínica, me dolía mucho la cabeza y vieron que la tensión era alta. Volvieron a repetirme la proteinuria y salió negativa por lo que me mandaron a casa sin ninguna pauta.
A los 10 días de haber parido, estando en casa y sin preaviso, me dio un dolor de cabeza horroroso (se llama dolor de cabeza en trueno). Perdí la visión de un ojo. Tenía la tensión a 235/185… pensaba que me moría. Por suerte vinieron dos ambulancias volando y me trasladaron al hospital más cercano. Tuve mucha suerte porque enseguida vieron que era preeclampsia postparto e iniciaron tratamiento. Pasaron 5 horas y como no podían estabilizarme decidieron trasladarme a un hospital de referencia que en mi caso fue el Vall d’Hebron de Barcelona. No puedo expresar con palabras lo bien que me trataron los médicos y todo lo que se implicaron. Lo mío era una preeclampsia postparto grave muy, muy extraña… Lo nunca visto decían.
Lo pasé muy mal. Me daban muchas crisis con unos dolores de cabeza terribles. En una de las pruebas vieron que tenía un derrame subaracnoideo y además mis arterias carótidas estaban contraídas. Me mandaron a la UCI y estuve allí 10 días. Pasé mucho miedo porque el pronóstico no era nada bueno. En total estuve un mes ingresada. Siempre digo que pasé la enfermedad de la caja de cristal. Y es que durante ese mes ingresada y los siguientes en casa no podía tener ningún tipo de emoción. No podía llorar, reír, emocionarme, hablar mucho rato o hacerlo con extraños porque mi tensión se disparaba y me daban esas temidas crisis con los dolores de cabeza en trueno. Me sentí muy sola e incomprendida no por falta de apoyo familiar sino por falta de alguien que hubiera pasado por lo mismo y pudiera hablar y comprender la situación en primera persona. Miraba en Internet sobre el aislamiento que sufría al no poder tener emociones y por las crisis de dolor de cabeza en trueno y no encontraba nada.
Ahora ya hace 8 meses que salí del hospital y sigo de baja laboral. El derrame se está reabsorbiendo. Mis carótidas tardaron pero han vuelto a la normalidad. Sigo teniendo síntomas como las luces (ahora solo en el lado derecho). No puedo correr, agachar la cabeza rápido o durante mucho rato. Ir al baño aún es una odisea. Los dolores de cabeza en trueno ya no los tengo, pero sí muchos dolores de cabeza y migrañas. Estoy con tratamiento para la hipertensión porque sigue alta y sigo un control quincenal con el médico de cabecera. No sé si es normal que los síntomas se alarguen tanto. Espero poder volver a la normalidad.
En cuanto a hijos queríamos tener un tercero pero ningún médico nos lo aconseja. Así que no tentaremos a la suerte. Doy gracias a la vida porque al ser preeclampsia postparto mi hija nació sana y doy gracias por mí, por haber quedado bien dentro de la gravedad. Ahora deseo volver a la normalidad, incluido mi trabajo.
Me gustaría decir que si alguien está en esta situación y necesita hablar me ofrezco para hacerlo. En mi caso encontré faltar poder hablar con alguien que hubiera pasado por lo mismo.
Un saludo y muchos ánimos