— Dejo mi testimonio para dar esperanza —
Hola a todas. Les dejaré mi testimonio para que éste genere fe y esperanza en muchas de ustedes, porque sé lo que están pasando, y por ende, también sé lo motivador que puede ser leer algo esperanzador.
Mi primer embarazo fue inesperado. En ese momento yo me encontraba trabajando y a la vez estudiaba. Era más o menos joven y me encontraba en una difícil etapa de mi vida, ya que mi abuelita materna, quien me crió, estaba complicada de salud y en la última etapa de su vida.
En mi primera visita al ginecólogo, todo parecía bien excepto por una pequeña infección urinaria, la cual pude controlar con antibióticos.
Yo seguía con mi vida y mis rutinas, tal como lo hacía antes de embarazarme. Todo iba bien hasta que cumplí 26 semanas de embarazo y comencé a tener síntomas de parto prematuro, lo cual me mantuvo un mes con reposo y sin asistir al trabajo. Cuando me sentí mejor, continué como de costumbre con mis rutinas.
Todo siguió normal por un par de semanas hasta que un día noté que mi pierna izquierda se hinchó, sobre todo mi pie. Pensé que era por el esfuerzo en el trabajo, así que se lo comenté a mi ginecólogo y me dijo que debía reducir la sal en mi dieta. Recuerdo también que en ese control subí 8 kilos en un mes, lo cual me pareció extraño, pero mi doctor me dijo que en el embarazo suele suceder y como yo era delgada no se me notaba mucho.
Aun así, yo sentía que las cosas no estaban del todo bien. Esperaba un hermoso niño, el que tanto quise… Él llevaría el nombre que le prometí a mi abuelita que le pondría si tenía un barón. Ella ya había fallecido y yo, por mi embarazo, trataba de reprimir la pena.
Una noche me encontraba en familia viendo la televisión y comencé a sentir fuertes dolores de cabeza. Fue entonces cuando vino a mi mente la posibilidad de padecer preeclampsia, ya había leído sobre el tema y sentía que tenía varios síntomas y como al día siguiente tenía control con mi matrona, le comentaría todas mis dudas. Cuando llegué a este no fue necesario, ya que lo primero que hizo apenas me vio, fue tomarme la presión arterial. Estaba por las nubes, así que me mandó en ambulancia al hospital, donde me tomaron muestras de orina y de sangre, los cuales dieron positivos para preeclampsia. Me angustié y me asusté, ya que hacía poco había sufrido una pérdida y no soportaría otra.
Me dieron hora para una semana en control para embarazos de alto riesgo… Recuerdo que lloré mucho al saber la noticia. Fui a control como me lo indicaron y, al parecer, todo estaba bien con el bebé, pero al momento de tomar mi presión arterial otra vez estaba altísima, así que decidieron hospitalizarme. En ese momento estaba de 32 semanas y con los cuidados y alimentación correcta mi presión se estabilizó, pero tuve que estar un mes en el hospital hasta que mi bebito tuviera el peso para nacer.
Recuerdo que leí muchos foros como este en el transcurso de mi hospitalización, y estos me dieron mucha fuerza para continuar hasta que llegó el momento de decidir la fecha de parto. Ellos querían que fuera parto inducido pero yo opté por pagar mi cesárea.
Cuando llegue a la semana 37 mi bebé nació. Era pequeñito pero nació sano y fuerte. Hoy es un hermoso niño de 7 años. Lo amo con mi vida y él es la muestra de que los milagros existen y de que todo se puede y no todo termina aquí.
Para las mamás que temen embarazarse después de una preeclampsia les contaré mi segunda experiencia. Mi segundo embarazo fue un poco más planeado y por haber tenido un embarazo de riesgo anterior. Estuve súper controlada desde el primer momento, con dieta hiposódica (ya que quede hipertensa) y controles. Al principio todo fue bien según las ecografías y mi presión controlada (solo se me subía en la consulta médica porque me ponía nerviosa).
Tenía controles muy seguidos, cada dos semanas, pero estos siempre estaban normales. Me hicieron exámenes de preeclampsia a las 24 semanas y dieron negativo. Luego, me los volvieron hacer en la semana 30 y nuevamente fueron negativos. Pero en la semana 32 me diagnosticaron diabetes gestacional, lo que llevó a los doctores a decidir que mi parto nuevamente debía ser programado.
Estuve con una dieta tan estricta, que me hizo bajar de peso. Afortunadamente mi bebé no bajó y tendría una niñita para acompañar a mi hermoso niño. Llegó el gran día y nuevamente me sometí a cesárea, pero ahora elegida por los mismos médicos. A las 39 semanas nació mi hermosa nena, quien es una luz para la familia.
Hoy por hoy, puedo decir que todo se puede chicas, con el cuidado adecuado. Cuiden su alimentación: no grasas, no sal, no alimentos muy procesados. Es difícil, pero se puede y, sobre todo, mucha agua en su embarazo. Un abrazo a todas!!!
Sé lo difícil que es lidiar con esta enfermedad y mucha fuerza a las mamás que tuvieron que despedir a sus bebés, pero no pierdan la esperanza, que después de una preeclampsia no necesariamente hay otra. Mis mejores deseos para ustedes.