— ¡Mucho ánimo a todas las mamas! —
Hola, mi nombre es Noelia. Actualmente tengo 35 años y hace dos años que nació mi hija Alma.
Mi historia es la siguiente. Desde que supe que estaba embarazada todo iba muy bien y yo me encontraba estupendamente, pero alrededor de las 24 semanas empecé con dolores muy fuertes de cabeza, desde que me levantaba de la cama no se iban hasta que me iba acostar y así sucesivamente todos los días.
En todas las consultas con mi ginecólogo se lo comentaba pero me decía que era totalmente normal y que no tenía ningún otro síntoma.
Sobre la semana 30 de embarazo, las piernas se empezaron a hinchar muchísimo.
En otro de mis controles se lo volví a comentar al médico y volvió a decirme que la hinchazón era normal y que a todas las embarazadas les pasaba (yo pensando que si fuese verano vale… pero siendo invierno veía un tanto raro como tenía las piernas).
Mi tensión en ningún momento estaba elevada, pero si que en una semana había cogido mucho peso, algo que hasta donde entiendo tampoco lo veía muy normal.
Un día empecé con vómitos y a encontrarme mal, a lo que me dijeron que tenía un principio de gastroenteritis.
Una semana después, en uno de mis controles rutinarios, tenía la tensión en 18. Entonces me hicieron analíticas en donde vieron que tenía PREECLAMPSIA y empezaron a medicarme para mantener la tensión. La mantenía al límite, pero entre medias tenía días muy dispares que hicieron que tuviese que estar ingresada en el hospital en tres ocasiones.
Entonces aquí empecé a hincharme como nada… manos, cara, todo era una exageración. Mis analíticas ya decían que tenía mucha proteína. Mi riñón empezó a fallar.
Dada la situación, hicieron un control de crecimiento fetal para ver cómo estaba la niña y ya vieron que solo pesaba dos kilos y que había dejado de crecer (en todas mis ecografías anteriores jamás me dijeron que la niña fuese pequeña, todo lo contrario, siempre me decían que estaba perfecta e incluso que parecía que iba a ser un bebe grande….).
Decidieron dejarme ingresada para provocarme el parto en la semana 36. Recuerdo una noche horrible en la que decidieron que tenía que ser parto inducido pasando por todo el proceso (me daba pánico porque yo solo pensaba que con esas tensiones y mis dolores de cabeza yo no iba a poder pujar como es debido) pero los médicos me dijeron que preferían parto normal antes de cesárea porque había menos posibilidades de que después quedara hipertensa.
Pasé por todos los procesos y medicación para dilatar, rotura de membranas, rotura de bolsa, dilatación para terminar en una cesárea urgente porque mi bebe se quedaba sin latido.
A día de hoy, puedo decir que ambas estamos bien, después de lo mal que lo pasamos. Alma pesó 2050 gr. y estuvo en neonatos unos 10 días por las bajadas de azúcar, mientras que yo estuve ingresada porque mi tensión seguía estando elevada. Estuve con tratamiento de pastillas por 6 meses y a día de hoy mi tensión es normal.
Estoy en busca de otro bebé pero siempre con el miedo, ya que me han dicho que el riesgo está ahí, pero que sí tomarían medidas desde el principio y probablemente tendría que estar con pastillas desde que sepa que vuelvo a estar embarazada.
¡¡MUCHO ÁNIMO A TODAS LAS MAMÁS QUE HEMOS PASADO POR ESTO Y A LAS QUE OS ENCONTRÁIS EN PLENO CAMINO!!